El encantador pueblo de Roscoff, en la Bretaña francesa

Belén Valdehita
Belén Valdehita 17 Septiembre, 2019

Por sus exquisitas langostas, por sus animados puertos, sus antiguas calles o por su belleza natural, Roscoff es siempre un recomendable destino en Francia.

Roscoff, en la Bretaña francesa
vacaciones-bretana.com / Emmanuel Berthier

Bajo el nombre de Roscoff, o Rosko en bretón, se conoce a un encantador pueblo costero francés situado en la bahía de Morlaix. Se halla en la región de Bretaña, en el departamento de Finisterre, y está bañado por las aguas del Océano Atlántico.

Los roscovites, como se les llama a sus habitantes, están acostumbrados al intenso tráfico marítimo internacional que posee su municipio, ya que aquí se conecta mediante ferries Francia y el Reino Unido a través del Canal de la Mancha.

Poseedora de un conocido pasado corsario, en la actualidad esta población francesa es famosa por su flota de pesca de alta mar, sobre todo por la captura de marisco. De hecho, la langosta de Roscoff es una de las más apreciadas del mundo por su exquisito sabor y su fina textura.

Iglesia de Notre Dame de Croaz Batz, en Roscoff, Francia
Thesupermat

Lugares de interés en Roscoff

Descubrir los sitios que merece la pena visitar en Roscoff es una tarea muy sencilla, ya que en el municipio existen 24 carteles que indican los lugares más representativos del patrimonio del pueblo, tratándose de un grato recorrido.

Lo mejor es empezar por su casco histórico donde, además de poder contemplar las mansiones góticas y barrocas construidas entre los siglos XV y XVII, también se puede visitar la Iglesia de Nuestra Señora de Croas Batz, cuyo origen se remonta al siglo XVI. Y muy recomendable es la visita al Jardín Georges Delaselle, un exótico parque de estilo colonial que tardó en construirse 30 años.

Muy cerca de la localidad de Roscoff se encuentra la isla de Siec, a la que se puede llegar a pie si la marea está baja. Se trata de una visita muy recomendable, sobre todo para los aficionados a la fauna y la flora, ya que la isla alberga más de 1.800 especies. Y a 15 minutos en barco se halla la isla de Batz, un auténtico paraíso natural con un clima de lo más agradable.

El pueblo de Roscoff, en Francia
vacaciones-bretana.com / alexandre lamoureux

Cosas que hacer en Roscoff

El recorrido por Roscoff nos abrirá el apetito, y será entonces el momento de probar la afamada langosta local. Pero también podremos degustar otras delicias de la cocina bretona, como las crepes, dulces y saladas; el kouign-amann, que es un pastel elaborado con pasta de pan, mantequilla (la salada de aquí es excelente) y azúcar; el Kig ha farz o cocido bretón; la ostras, los mejillones y las reconocidas verduras que se cosechan en el departamento de Finisterre. Para beber, recomendamos la cerveza bretona, que puede ser blanca, rubia o tostada.

También te proponemos que durante tu estancia en este pueblo bretón disfrutes de su mar, de su luz tan especial y de su preciosa naturaleza, que han servido inspiración para poetas y pintores desde hace siglos. Date un paseo por su animado puerto comercial y, aunque el tiempo no acompañe, recorre sus bucólicas playas. También puedes relajarte en el que fue el primer centro de talasoterapia de Francia, fundado en 1899 por el doctor Bagot, y que actualmente sigue en funcionamiento.

Y antes de abandonar Roscoff no dejes de acudir a alguna de las subastas de pescado y marisco que se celebran en el Puerto Viejo, y a la que acuden desde el alba los pescadores y mariscadores de la zona. Descubrirás que también asiste mucho público, ya que es una forma muy entretenida de conocer los oficios del mar.

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