La Rochelle, uno de los destinos más bellos de Francia

Belén Valdehita

En la zona oeste de Francia se encuentra la preciosa ciudad de La Rochelle. Posee un maravilloso casco antiguo, un atractivo puerto, un gran patrimonio arquitectónico y mucha historia oculta entre sus calles adoquinadas. Se trata de una tranquila ciudad francesa de origen medieval situada en el departamento de Charente Marítimo, y entre los muchos encantos de la villa se halla la Isla de Ré. La Rochelle está a dos horas en coche de Burdeos, y a algo menos de dos horas de la ciudad de Poitiers.

El clima de La Rochelle es de tipo atlántico. Suele ser bastante soleado, aunque las temperaturas no son muy altas. La ciudad disfruta de una media de 2.500 horas de sol al año. La temperatura media en invierno no suele superar los 4 grados centígrados. En primavera la temperatura media es de 15 grados, y en verano la media oscila entre los 18 y los 23 grados.

Los monumentos más destacados de La Rochelle son sus famosas torres, construidas entre los siglos XIV y XV. Hablamos de la torre de la Chaîne, la de San Nicolás, la del Gran Reloj y la de Lanterne, todas ellas situadas en el casco antiguo. Recorriendo las calles peatonales del casco antiguo también podremos contemplar los preciosos soportales con arquerías. En esta misma zona también se encuentran el Puerto Viejo y el Ayuntamiento, que es de estilo renacentista. Al casco antiguo se accede desde el puerto por la puerta de La Grosse Horloge.

Existen otros edificios de gran valor arquitectónico en La Rochelle como el Palacio de Justicia, el edificio la Maison Henri II (siglo XVI), la Iglesia de San Salvador (siglo XIII), o el Hôtel de la Bourse, del siglo XVIII. También podremos visitar varios museos en la localidad, como el Museo Acuático L’Aquarium (El Acuario), y conocer el segundo puerto recreativo más importante de Francia, “Les Minimes”.

Una excursión que es obligatoria realizar si visitamos La Rochelle es la que nos lleva hasta la Isla de Ré. En ella encontraremos encantadores pueblos que están rodeados de una naturaleza desbordante. En la isla no hay que dejar de subir al Faro de las Ballenas, desde donde podremos contemplar unas magníficas vistas panorámicas.

Comer en la ciudad de La Rochelle es una auténtica delicia, ya que la villa cuenta con más de quinientos restaurantes especializados en la mejor cocina francesa. Entre los platos más típicos que podremos degustar destaca la Mouclade o mejillonada, que va acompañada de una deliciosa salsa y se puede maridar con los estupendos vinos de las cercanas localidades de Cognac y Bordeaux. La Rochelle es una zona de excelentes ostras, que se pueden comprar en el mercado tradicional a un precio realmente barato.

La oferta de hoteles en La Rochelle incluye alojamientos de cuatro estrellas como el Aparthotel Archipel o el Hotel Domaine du Chateau; de tres estrellas, como el Saint Nicolas Hotel o el Hotel Relais Thalasso Ile De Re; de dos estrellas, como el Hotel Campanile La Rochelle Puilboreau o el Hotel Campanile La Rochelle-Est, y de una estrella, como el Hotel Premiere Classe La Rochelle-Aytre, además de las residencias Residencia Appart City La Rochelle y la Residencia Pierre et Vacances La Rochelle Centre. Se puede reservar habitación en estos hoteles a través de la página web de Hoteles.net a un excelente precio. Además, registrándonos gratis en la web de Hoteles.net obtendremos descuentos directos de entre un 1 y un 7% en todas las reservas. También se acumulan puntos canjeables para descuentos adicionales en las próximas reservas.

Aunque posea un auténtico ambiente medieval, La Rochelle es una ciudad moderna con una gran escena cultural. En la villa tiene lugar diversos festivales, como los que tienen lugar en La Coursive, un espacio cultural en el que se celebra el Festival de Cine de La Rochelle, considerado el segundo en importancia de Francia después del Festival de Cannes. Y para completar la oferta turística contamos con las bellas playas de La Rochelle.

Recorriendo las calles del casco antiguo de La Rochelle nos sentiremos trasladados al pasado. Es un verdadero placer pasear por sus estrechas calles, y contemplar sus imponentes torres. Sus numerosos cafés, con agradables terrazas donde sentarse a contemplar las casas entramadas y los palacetes, nos devolverán a la realidad, que incluye una increíble oferta de restaurantes donde deleitarnos con la mejor cocina francesa.